COLUMNA DE CAMILO FERES: LA DERECHA OCTUBRISTA

No es un invento nuevo, la mayoría de las oposiciones en el mundo utilizan las crisis para culpar a los gobiernos e intentar llevar agua a su molino. Sin embargo, la respuesta de la derecha chilena frente al asesinato de tres uniformados ocurrido en Cañete, además de poco creativa, podría resultar contraproducente.

A las pocas horas de conocido los hechos, un conjunto de voceros de oposición comenzaron a desplegarse para conectar con la indignación ciudadana, el temor y el hastío. Y como suele suceder en estos casos, el esfuerzo por diferenciarse, por meter la cuña ganadora, por remecer el avispero con la idea o propuesta más singular, llevó a varios personeros a incurrir en errores y excesos.

En la competencia de matinal por quién le pone más fichas a Carabineros un diputado informó -sin fuente ni pruebas- de una amenaza de bomba al General Director, mientras que la candidata presidencial, Evelyn Matthei, aumentó la apuesta apuntando a fiscales que inventan delitos para perseguir a quién encabeza la institución.

Para no quedarse en declaraciones, un grupo de diputados UDI, en compañía del alcalde Rodolfo Carter, presentó un proyecto de amnistía general a todos los miembros de las fuerzas de orden y seguridad que fueron condenados por algún delito en el contexto del estallido social. Así, con rostro adusto, los impulsores pidieron equiparar los gestos hacia los manifestantes de la época con los que se daban a las fuerzas de orden.

En el proceso, trajeron a escena la retórica del estallido esta vez para darle vuelta. Esa retórica que hablaba de que somos el país más desigual del planeta; que apuntaba a un gobierno criminal que “le declaró la guerra a su pueblo” y de un oficialismo que al no cerrar las escuelas en pandemia nos “estaba matando”, se torna ahora en la de un gobierno que no empodera suficientemente a Carabineros; una justicia que persigue a los buenos en vez de a los malos y un oficialismo que, sospechan, aún rinde pleitesía al perro “mata pacos”.

Pero los medios de comunicación y las redes sociales, que son el espejo en el que los políticos se ven las caras, tienen memoria y ésta, al verse tensionada por el retorno del estallido como framing, comenzó a repetir imágenes de la época.

Así, junto con el recuerdo del “matapacos”, volvieron a circular las cifras de mutilaciones y daños perpetrados a civiles por fuerzas del Estado, al tiempo que volvieron a escena las imágenes de marchas pacíficas y masivas. Pero no solo eso, la vuelta al Chile de 2020 nos trajo también de lo que, en esos años, era la competencia de matinal: comprender mejor que el gobierno las carencias y anhelos de una ciudadanía que entonces no era criminal sino abusada.

Imágenes de Matthei hablando de una clase política sin calle, parte de una elite (que incluía Iglesias y Militares) que no entiende a los chilenos ni las razones (justas) porque éstos se manifiestan. Por su parte Carter criticaba a quiénes creían que las penurias de los manifestantes se resolvían con orden público, mientras anunciaba que si el Gobierno no daba luz verde a nuevos retiros de las AFPs estaba encendiendo la mecha de un nuevo estallido.

En suma, frente a un cambio en las condiciones del entorno, la misma derecha que en 2020 debatía para ver quién estaba más lejos de su gobierno y comprendía mejor las demandas ciudadanas del estallido hoy se esfuerza por demostrar, frente al mismo espejo, quién es más de derecha y más “amigo de Carabineros”. Ante esta disonancia cognitiva solo resta ver qué parte de la historia es comedia y cual es farsa.

2024-05-02T17:37:32Z dg43tfdfdgfd